Equilibrio muscular. 

El ejercicio elegido para una determinada actividad o deporte debe mantener un cierto equilibrio de fuerza entre las articulaciones y entre los músculos agonistas y antagonistas. No diseñe un programa de fuerza con riesgo de lesión debido a las diferencias de fuerza entre agonistas y antagonistas.

Si se produce un desequilibrio muscular, elija ejercicios con un equilibrio de fuerzas adecuado. Por ejemplo, si una prueba de fuerza muestra una debilidad extrema en los isquiotibiales en comparación con los cuádriceps, se deben realizar ejercicios adicionales de isquiotibiales para compensar el desequilibrio muscular existente. Debe entenderse que el equilibrio muscular no siempre significa que agonistas y antagonistas tengan la misma fuerza, pero esta diferencia de fuerza no es desproporcionada.

Un modelo mecánico de la contracción muscular.

1. Los sarcómeros se acortan cuando todo el músculo se contrae por completo (contracción concéntrica) o cuando la longitud permanece constante (contracción isométrica).

2. Cuando cesa la estimulación (acción contráctil), el músculo recupera su longitud original, siempre que ninguna fuerza externa se lo impida.

3. Cuando el músculo se estira, se produce un alargamiento en todos sus elementos, lo que afecta a todo el sistema. Algunas personas parecen ser capaces de ganar gran masa muscular y fuerza rápidamente. Otras, sin embargo, parecen tender a realizar sólo pequeñas y lentas ganancias ante el mismo entrenamiento. Esto se debe en parte a las diferencias en los tipos de fibras musculares, que influyen de forma importante en el tipo de actividad física más adecuada (aeróbica o anaeróbica). La disposición específica de estas fibras afecta a la fuerza y la resistencia de los músculos.

4. Los movimientos necesarios para conseguir una gran propulsión se consigue mejor con un estiramiento previo.

La fuerza se manifiesta. Si hacemos una clasificación básica de la fuerza, podemos distinguir entre tres tipos: fuerza máxima, fuerza explosiva (también denominada “rápida”, “veloz”, “velocidad”), fuerza reactiva y fuerza de tracción. Antes de profundizar en los distintos tipos de fuerza, hay que recordar que los términos “fuerza máxima”, “fuerza explosiva” y “resistencia” no se solapan en cuanto a su clasificación, sino que deben ordenarse de manera que la fuerza explosiva y la resistencia dependen en gran medida de la capacidad y la fuerza de voluntad disponibles, es decir, de la fuerza máxima. Por lo tanto, todas las manifestaciones de la fuerza serán de un orden inferior a la fuerza máxima.

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